Valencia, 7 de marzo de 2023. – ¿Cómo imaginan las ciudades la evolución de su entorno de movilidad dentro de diez o veinte años? ¿Cuáles son las principales innovaciones que están cambiando el panorama de los servicios de transporte urbano, tanto de pasajeros como de mercancías? ¿Qué herramientas pueden utilizar las ciudades para navegar por la transición de la movilidad urbana? ¿Cuáles son las recomendaciones políticas clave que deben incluirse en el ciclo de vida de las políticas a la hora de planificar la movilidad futura?
Estas fueron las preguntas que abordaron los socios del proyecto europeo SPROUT durante la conferencia final celebrada el pasado mes de febrero en Bruselas.
Esta iniciativa está incluida en el programa europeo Horizonte 2020 y cuenta con la participación de la Fundación Valenciaport, el Ayuntamiento de València y Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV) junto con 26 integrantes más, entre los que se encuentran ciudades y regiones europeas y no europeas, organizaciones internacionales, autoridades de transporte urbano y operadores de carreteras, centros y redes de investigación y universidades.
El proyecto tenía como principal objetivo situar a las ciudades en el centro de la transición de la movilidad urbana, basándose en las soluciones a estos problemas desarrolladas por seis ciudades piloto: València, Padua, Kalisz, Budapest y Tel Aviv, y una asiática, la china Ningbo.
Durante el evento final, presidido por Thiago Tavares, representante de la agencia ejecutiva de la Comisión Europea para el Clima, las Infraestructuras y el Medio Ambiente (CINEA), se presentaron los principales resultados del proyecto, basados en los procesos de investigación llevados a cabo a lo largo del mismo, como las técnicas de creación de escenarios, las evaluaciones de transferibilidad y las validaciones de políticas o las herramientas interactivas para ayudar a las ciudades en la formulación de políticas e informes.
En concreto, para la ciudad de València, SPROUT ha supuesto una oportunidad para conocer, probar y evaluar soluciones sostenibles e innovadoras para la intermodalidad de pasajeros y mercancías. El piloto desarrollado consistió en el despliegue de un nodo intermodal urbano de pasajeros y mercancías para el transporte colectivo público y privado que incluye dos casos de uso, con los objetivos de reducir la congestión del tráfico y las emisiones de GEI. El primer caso de uso consistió en la instalación de aparcamientos seguros para bicicletas en las estaciones de metro del área metropolitana (Cicloparcs), como medida facilitadora del uso combinado de bicicleta y medios de transporte público. El segundo caso consistió en la instalación de puntos de recogida de paquetes en estaciones de metro (e-lockers) para integrar el transporte de pasajeros y el de mercancías de última milla.
Como resultados de los casos piloto se calculó que, con ambas soluciones plenamente implantadas, se podría alcanzar una media de 12 usuarios diarios por Cicloparc, con un ahorro de emisiones de CO2 del 2,8%; mientras que el uso de cada e-locker permitiría el ahorro de unas 4 toneladas de CO2 anuales.
Las principales lecciones aprendidas del proyecto, aplicables tanto a otras ciudades como a iniciativas que puedan desarrollarse en València en el futuro, son las siguientes: en primer lugar, como clave del éxito, las ubicaciones para los pilotos deben seleccionarse considerando las preferencias de los usuarios y no únicamente los flujos de tráfico. En segundo lugar, una variable muy importante es la confianza de los usuarios, para lo que debe garantizarse la seguridad mediante, por ejemplo, cámaras de vigilancia, acceso sólo para usuarios registrados, o la selección de ubicaciones concurridas. En tercer lugar, para que las medidas tengan impacto es necesario su uso intensivo, para lo que es necesario reforzar los canales de comunicación y así dar a conocer ampliamente las soluciones disponibles a los usuarios potenciales. Asimismo, es necesaria la coordinación entre entidades públicas sobre el uso de suelo, las inversiones, las iniciativas de comunicación y publicidad, y en este piloto concreto, las redes de carriles bici. Finalmente, deben establecerse procedimientos simplificados y ágiles para el desarrollo de medidas de colaboración entre entidades públicas y empresas privadas en el marco de la movilidad urbana sostenible.